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Las mujeres que no trabajan por cuidar a sus familias en la pandemia de COVID-19 precisan un ingreso básico

10 Febrero 2021

La crisis económica generada por el COVID-19 golpea a los mercados de trabajo y aumenta su precarización. En el caso de las mujeres en América Latina y el Caribe, el desempleo llegó a 22,2% en 2020. Un nuevo estudio de la comisión económica para la región explica que su salida de la fuerza laboral responde a la demanda de cuidados en el hogar y pide un ingreso básico de emergencia para las mujeres que debieron dejar el trabajo para atender a su familia.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) destacó este miércoles la salida enorme de las mujeres de la fuerza laboral de la región ocurrida en 2020 como consecuencia de la demanda de cuidado de sus familias en el contexto de la pandemia de COVID-19. Por esta misma razón, esas mujeres no han vuelto a buscar trabajo.

Según los datos de la CEPAL, el nivel de ocupación remunerada de las mujeres retrocedió más de una década como consecuencia de la emergencia derivada del coronavirus.

La tasa de participación laboral de las latinoamericanas y caribeñas fue de 46% en 2020, en tanto que la de los hombres se ubicó en 69% (en 2019 esas cifras fueron de 52% y un 73,6%, respectivamente).

En un estudio sobre el impacto de la pandemia en la autonomía económica de las mujeres, la Comisión también señala que el desempleo de las mujeres llegó al 12% en 2020, un porcentaje que se eleva al 22,2% si se asume la misma tasa de participación laboral de las mujeres de 2019.  

El documento indica que el desempleo femenino disminuye los ingresos de las familias y advierte que, si se toma en cuenta la sobrerrepresentación de las mujeres en los hogares pobres, unos 118 millones de ellas vivirán en situación de pobreza.

Sociedad del cuidado

En una conferencia de prensa para presentar el informe, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, afirmó que la pandemia “ha demostrado la importancia de la economía del cuidado y de la sociedad del cuidado” y pugnó por asistir a las mujeres que debieron dejar sus trabajos para atender sus hogares.

La Comisión prevé grandes repercusiones de los efectos económicos y sociales de la pandemia en la autonomía de las mujeres y aboga por provisiones que eviten que las crisis económica y social “profundicen los nudos estructurales de la desigualdad de género en América Latina y el Caribe en el corto, mediano y largo plazo”.

Entre las medidas a tomar para encarar la pandemia, Alicia Bárcena resaltó “el ingreso básico de emergencia para todas las mujeres que tuvieron que salir del mercado de trabajo, así como la protección a todas las adultas mayores con una pensión básica solidaria”, pensión que ya existe en los casos de México y Chile.

Bárcena consideró que el informe divulgado hoy revela “cómo nos movemos hacia una sociedad del cuidado y cómo la sociedad se manifiesta dispuesta a financiar esa sociedad del cuidado”.

La carga no es exclusiva de las mujeres

En ese renglón recalcó que las mujeres no deben ser las únicas responsables de pagar los costos de la sociedad del cuidado.

“Es la sociedad toda. Y eso requiere un pacto. Un pacto social y político porque hay efectos multiplicadores”, dijo.

De acuerdo con la Comisión, para afrontar con éxito los efectos económicos y sociales de la pandemia y lograr reconstruir con mayor igualdad, es necesario incorporar a todas las poblaciones que requieren cuidados y generar sinergias con las políticas económicas, de empleo, salud, educación y protección social, partiendo de una base de corresponsabilidad social y de género.

El trabajo emancipa

La Comisión también subrayó la importancia de la autonomía económica de las mujeres.

“Esa autonomía se logra a partir del empleo, de un empleo con derechos, de un trabajo bien remunerado. El trabajo es emancipador”, aseveró.

En resumen, agregó, la CEPAL llama a un cambio de paradigma “donde la política pública se transforme profundamente”.

“Que no tengan que ser sólo las ministras encargadas de los asuntos de género las que deban seguir luchando solas. Se requieren políticas fiscales, industriales, ambientales y, des de luego, que protejan los derechos de las mujeres y, hoy por hoy, que nos hagamos cargo de la terrible pandemia en la sombra que es la violencia”, apuntó.

Bárcena urgió a proteger a las mujeres que están en el sector del cuidado, tanto en la esfera de salud como en el área doméstica.

Además, sostuvo que las mujeres cuidadoras “deben ser prioritarias en los sistemas de vacunación”.

Motor económico

El estudio asegura que un sistema integral de cuidados podría convertirse en un motor para impulsar la recuperación socioeconómica de la región sin dejar a nadie atrás.

La CEPAL plantea que existe un círculo virtuoso entre la inversión en infraestructura de cuidado y el crecimiento económico ya que la inversión dinamiza la demanda interna de consumo y, con ella, el nivel de actividad.

Además, la inversión amplía las posibilidades de crecimiento y de desarrollo a largo plazo dado que las mujeres ganan en tiempo a la vez que se profesionaliza y regula la calidad del cuidado, lo que contribuye a que los países salgan de la trampa de bajo crecimiento.

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