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Reverdecer ciudades de Costa Rica, una forma de trabajo tras el COVID-19

9 Septiembre 2021

Familias que han perdido su empleo por la pandemia generan ingresos gracias a la reforestación y recuperación de espacios verdes en las ciudades, en un proyecto apoyado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. 

Alajuelita es un cantón de Costa Rica muy cercano a la capital, San José. En autobús no se tarda más de 15 minutos en llegar.  
Esta tierra, que estuvo habitada en tiempos prehispánicos por los indígenas Huetares y desde mediados del XVII por colonizadores españoles, tiene en la actualidad una población de unas 90.000 personas que comparten un paisaje urbano y rural sin igual.

Durante mucho tiempo, Alajuelita estuvo marcada por la exclusión social y llegó a situarse en los últimos lugares del Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Por décadas, el desarrollo productivo y el crecimiento urbano descontrolado redujeron considerablemente sus bosques y destruyeron sus ecosistemas.

ONU Costa Rica / Roberto Salazar
Por décadas, el desarrollo productivo y el crecimiento urbano descontrolado redujeron considerablemente sus bosques y destruyeron sus ecosistemas.

Pero hoy, los habitantes de Alajuelita se esfuerzan por dejar atrás ese estigma y por buscar soluciones que promuevan la protección del ambiente y el desarrollo sostenible.  

Proyecto Paisajes Productivos

El PNUD se ha aliado con el municipio y otros cuatro cantones metropolitanos, además del Ministerio de Ambiente y Energía, para impulsar el proyecto Paisajes Productivos con el fin de promover la conservación de la biodiversidad, la gestión sostenible de la tierra, la mejora de la conectividad biológica y el secuestro de carbono.  

Lo sucedido en Alajuelita es una historia conocida y repetida en una buena parte de América Latina. A partir del siglo XX el concreto, el cemento y la piedra ganaron terreno y crecieron descontroladamente con un fuerte impacto para los ecosistemas locales. Esto sucedió junto al desarrollo de prácticas productivas que arrasaron los bosques locales. 

Ese crecimiento descontrolado provocó que hoy en Costa Rica solo sobreviva el 1,75% del bosque húmedo premontano, original del Valle Central donde se concentra más del 70% de la población del país. 

Paisajes Productivos del PNUD intenta que Alajuelita y los demás cantones participantes prioricen la protección de su flora y fauna para así “devolver a la vida” al Corredor Biológico Interurbano María Aguilar, un espacio que a través de la cuenca del Río María Aguilar recorre más de 104 kilómetros en el centro del país. 

La recuperación de esta cuenca y su reforestación con especies nativas tendrá un impacto directo en la vida de más de 400.000 personas que viven en áreas cercanas al recorrido del río. 

Carla Padilla, ingeniera forestal del PNUD que apoya el trabajo del gobierno local y comunidades en Alajuelita, destacó que una de las principales metas del proyecto es reverdecer la ciudad a la vez que se conciencia a las comunidades para que comprendan la realidad de su región, los beneficios de los espacios naturales y la necesidad de mejorar, conservar y aumentar la cobertura forestal. 

Pero volvamos al caso de Alajuelita. 

Con apoyo del proyecto del PNUD y otros actores nacionales, el municipio de Alajuelita cuenta hoy con un vivero municipal que en el último año ha producido más de 10.000 plantas y árboles que hoy se utilizan para reforestar los 120 parques del cantón y numerosos espacios públicos que requieren urgentemente de las plantaciones. 

Personal de la municipalidad vela diariamente por el cuidado de las plantas en el vivero de Alajuelita.

ONU Costa Rica /Giuliana Protti
Personal de la municipalidad vela diariamente por el cuidado de las plantas en el vivero de Alajuelita.

El vivero produce sólo especies autóctonas como el Tucuico (ardisia revoluta) el Almendro de río (andera inermis) y el Roble sabana (tabebuia rosea) , que a través de numerosos cuidados tienen mucha más probabilidad de sobrevivir y recuperar la fauna local.  

Modesto Alpízar, Alcalde de Alajuelita, explicó que la recuperación de los espacios públicos y la ampliación de la cobertura boscosa mejora la calidad de vida para las personas y es la base de un proyecto para promover a Alajuelita como un destino turístico verde.  

La fauna local regresa

Una mayor cobertura forestal trae también el  regreso de fauna. Los resultados son esperanzadores. Una reciente misión de avistamiento detectó más de 38 especies de fauna  a la orilla del Río Tiribí y en las cercanías del vivero municipal. Desde el cuco ardilla (Piaya cayana) y la garza real (Ardea alba), hasta el andarríos maculado (Actitis macularius) y la tortuga candado escorpión (Kinosternon scorpioides) fueron vistos.  

Por otra parte, la plantación de árboles, además de mejorar la calidad de vida y la protección del ambiente, contribuye a mitigar los efectos del cambio climático y a proteger a las comunidades contra los desastres ocasionados por la deforestación.

No solamente personal del gobierno local se encarga de sembrar los árboles, sino que a través del proyecto  Paisajes Productivos, se capacita y se paga a brigadas familiares que han perdido sus ingresos por la pandemia de COVID-19 y que engrosan ese 19% de población desempleada en el país.

A tan solo 2 minutos del vivero está la urbanización Shikabah. Allí nos encontramos con 3 familias, lideradas por mujeres que se encargaban de sembrar al menos una docena de árboles.

ONU Costa Rica/Giuliana Protti
A tan solo 2 minutos del vivero está la urbanización Shikabah. Allí nos encontramos con 3 familias, lideradas por mujeres que se encargaban de sembrar al menos una docena de árboles.

Gabriela Bonilla es líder de brigada. Ella explicó que, a través de su participación en la iniciativa, hann aprendido a proteger el medioambiente a la vez que ayudan a las personas de su la comunidad a vivir mejor.

“Cuando sembramos árboles en los parques protegemos el aire, la flora y la fauna del cantón. Estamos recuperando los espacios públicos, llenándolos de vida nuevamente y a la vez generamos ingresos para alimentarnos y cubrir nuestras necesidades básicas”, indicó. 

Carla Padilla, Ingeniera forestal del PNUD acompaña a las brigadas familiares para capacitarlas sobre el proceso de siembra, manejo de suelo y cuidados de las plantas. Foto Giuliana Protti / ONU Costa Rica.

ONU Costa Rica / Giuliana Protti
Carla Padilla, Ingeniera forestal del PNUD acompaña a las brigadas familiares para capacitarlas sobre el proceso de siembra, manejo de suelo y cuidados de las plantas. Foto Giuliana Protti / ONU Costa Rica.

José Vicente Troya, representante residente del PNUD, destacó que la creación de las brigadas familiares para la reforestación urbana es un componente estratégico para que la comunidad aprenda a proteger el ambiente, a la vez que se apoya la recuperación socioeconómica de las familias.  

“Desde 2019 y hasta 2021 hemos reforestado cerca de 270 hectáreas en conjunto con las familias y las municipalidades. Esto ha beneficiado a más de 40 comunidades. Se ha hecho con especies idóneas y aptas para estos ecosistemas. Sólo en el último año logramos que 80 familias apoyaran la intervención de 64 hectáreas (640.000 metros cuadrados) con la siembra de casi 2200 árboles y arbustos autóctonos en parques, aceras y áreas de protección de ríos. Trabajamos para asegurar el desarrollo sostenible de Costa Rica, demostrando que acción climática es desarrollo y que así nadie se quede atrás”, resaltó el representante del PNUD.

El proyecto Paisajes Productivos es parte de la iniciativa “Conservando la biodiversidad a través de la gestión sostenible en los paisajes de producción en Costa Rica” del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) financiado por el Fondo de Medio Ambiente Mundial (GEF) y ejecutado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con apoyo del comité local del Corredor Biologico InterUrbano Maria Aguilar.

 Escrito por Danilo Mora Díaz – Oficial de Comunicaciones ONU Costa Rica

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